Ratkovic y Gudelj, orgullo y emoción por Bosnia


Gudelj y Ratkovic junto a Juric y Bursac - Foto: Faro de Vigo
Un gol de Vedad Ibisevic en Lituania certificaba la primera clasificación para un Mundial de Bosnia-Herzegovina, una selección de un país de 3,8 millones de habitantes que cuenta apenas con veinte años de vida y que llena de orgullo y emoción a dos bosnios excélticos como Ratkovic y Gudelj

En la década de los 90, Yugoslavia saltaba en pedazos a causa de una guerra cruenta que se llevó por delante miles de vidas y cambió para siempre el panorama geopolítico mundial. Siete estados soberanos surgieron de aquella batalla: Serbia, Montenegro, Eslovenia, Croacia, Macedonia, Bosnia-Herzegovina y posteriormente Kosovo, que se veían obligadas a construir su futuro prácticamente desde la nada, teniendo que superar infinidad de dificultades para alcanzar una normalidad que todavía no es tal.

Poco a poco se van dando pasos en esa dirección, y el pasado martes, un hecho histórico se producía gracias al deporte: la fiesta en Bosnia por su primera clasificación para un Mundial de fútbol, el mayor logro de la historia de una selección que apenas tiene veinte años de vida y que consiguió sacar a la calle a la mayoría de sus ciudadanos, una alegría que también se vivió en Vigo, personificada en dos exjugadores que son historia viva del Celta como Milorad Ratkovic (Zenica, 1964) y Vladimir Gudelj (Mostar, 1966).

"Es histórico, una alegría enorme para todo el país y para mí es una gran satisfacción, me emocionó muchísimo", destaca Ratkovic a este periódico; "nos debían una, somos un país joven que lo pasó muy mal", explica Gudelj en declaraciones a la Cadena Ser.

Ambos vivieron en primera persona el conflicto que asoló a su tierra y las dificultades que éste provocó en sus vidas, tanto en el ámbito personal como profesional. Las tensiones en los primeros años tras la independencia de Bosnia impedían una convivencia normal también en la selección de fútbol, que durante muchos años estaba compuesta en su mayoría únicamente por bosnios musulmanes (bosníacos), cerrando el paso a los serbobosnios o a los bosniocroatas.

"Nosotros terminábamos la carrera casi cuando el país se independizó, estaba muy fresco todo y aunque tenía la invitación para acudir a la selección, no todas las naciones dentro de Bosnia participaban por igual, solamente los musulmanes. Hasta que el país se estabilizó no se pudo tomar esa decisión", relata Ratkovic, que considera que este clasificación histórica para jugar en Brasil "sirve para unir al país" aunque reconoce que acabar con las cicatrices no es tarea fácil. Prueba de ello es la separación por la policía en las celebraciones entre las distintas facciones para evitar altercados.

Orgullo es la palabra en la que ambos excélticos coinciden al explicar la sensación que les invade tras ver cómo Bosnia se codeará con las mejores selecciones del mundo el próximo verano. "Todos nos sentimos orgullos porque una selección de los Balcanes, donde tan mal lo pasamos, participe en un Mundial, es una pasada", afirma Gudelj, que habla del fútbol como ese instrumento para transmitir valores y acabar con el odio entre la gente. "Poco a poco se va consiguiendo" concluye.

Pese a su juventud, la selección de Bosnia-Herzegovina, fiel a la tradición de los países balcánicos, ha mostrado desde sus primeros pasos un carácter competitivo para hacer frente a las adversidades. Tras estrenarse en competición oficial en la fase de clasificación para el Mundial de Francia 1998, su progresión fue por buen camino y la primera oportunidad para clasificarse para una competición importante a nivel de selecciones fue el Mundial de Sudáfrica, alcanzando la repesca, en la que cayó frente a Portugal, precisamente el mismo equipo que le dejó en la cuneta en la repesca para estar en la última Eurocopa.

Sin embargo, los bosnios han sabido reponerse y bajo la batuta del seleccionador Safet Susic, uno de los mejores jugadores de la historia bosnia, conquistaban el liderato de su grupo por delante de Grecia.

"Este equipo apuntaba mucho", dice Gudelj; "es una selección muy competitiva, con una buena camada de jugadores, cantera de toda Europa, que llevaba varias campañas buenas y nunca tuvo suerte", destaca Ratkovic.

La columna vertebral del combinado bosnio es muy fuerte, desde la portería con el jugador del Stoke City Asmir Begovic hasta la delantera formada por Edin Dzeko o Vedad Ibisevic, pasando por un viejo conocido de la liga española como Emir Spahic en defensa y centrocampistas de mucha calidad como Miralem Pjanic o Zvjezdan Misimovic.

Con humildad pero sin renunciar a nada, el próximo verano se plantará en Brasil, el escenario soñado por cualquier futbolista,como una de las 32 mejores selecciones del mundo. "Ojalá se haga algo importante, jugar allí tiene un significado diferente, serán muy competitivos", comenta Ratkovic. Por ahora, les toca disfrutar de la hazaña que han conseguido.

Pablo Galán / Faro de Vigo

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