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MARTA G. BREA |
Mucho en juego para el Celta en el encuentro de esta noche. Puede
parecer prematuro, precipitado tal vez, decir que los celestes se encuentran
ante su primera final en la jornada 9, pero lo cierto es que los hombres de
Luis Enrique demandan un triunfo que reste nerviosismo a un ambiente chispeante
y eleve de nuevo una confianza que ha rozado los mínimos tras el interminable
parón. Tres derrotas consecutivas y seis partidos sin ganar tienen la culpa.
También el hecho de que los célticos todavía no han regalado una victoria a su
afición. Tampoco ayuda el despertar de los rivales directos, cuyos resultados
en las últimas semanas dejan a los olívicos penúltimos a la espera de cerrar la
jornada.
Y entre medias
llega el Levante, invitado incómodo acostumbrado a moverse entre aguas
turbulentas. Llega a Vigo a competir, no a discutir el balón ni a enamorar con
su fútbol. Buscará el fallo ajeno antes que el acierto propio, por lo que
exigirá al Celta la mejor de sus versiones. Tanto Caparrós como los granotas se
han acostumbrado a llevarse puntos del viejo Balaídos. Mala señal.
Luis Enrique tendrá
a su disposición a toda la artillería para afrontar tan exigente reválida. O a
casi toda. Augusto Fernández, con una sobrecarga, es seria duda. Su puesto en
el once será para Nolito, quien tras su buen rendimiento en el Calderón tiene
todas las papeletas para regresar a la titularidad. Yoel y Toni, recuperados de
sus dolencias, parece que también se mantendrán en el once. Al igual que David
Costas, discutido por un sector de la afición, pero alabado por su técnico.
La principal duda,
al margen de la presencia de Augusto Fernández, radica en ver si será
Krohn-Dehli o Santi Mina el elegido para completar el ataque. Si la opción es
el danés, lo lógico sería que Rafinha cayese a banda derecha y dejase su puesto
en el trivote para el de Copenhague. Si apuesta por el vigués, el brasileño se
mantendría en el medio y el joven canterano pasaría a ocupar la banda diestra.
Arriba, Charles es fijo, como también Borja Oubiña y Álex López en el centro
del campo. Hugo Mallo, Costas, Fontás y Toni completarían un once que nace en
Yoel.
El Levante, que
venía de una racha de seis jornadas consecutivas sin conocer la derrota, cayó
en los últimos minutos de su duelo ante el Real Madrid. Vendrá a resarcirse a
Vigo en un estadio en el que jamás ha claudicado. Caparrós, otro al que se le
da bien Balaídos, podrá contar con su once de gala. La receta levantinista para
llevarse los 3 puntos será la de siempre: mucho orden, mucha concentración y
velocidad a la contra.
Keylor Navas,
guardameta de la mundialista Costa Rica, estará bajo palos, ordenando a una
retaguardia compuesta por Pedro López, Rodas, Navarro y el ex-céltico Juanfran.
Simao y Diop aportarán el músculo a un centro del campo que completan Xumetra,
El Zhar y Rubén, el tridente destinado a poner la calidad. Arriba, para el gol,
el todavía sevillista Babá, la versión 4.0 del típico delantero granota de los
últimos años.
Álvarez Izquierdo, colegiado con el que el Celta ha perdido en los tres encuentros que le ha dirigido, será el encargado de imponer la objetividad en un choque marcado en rojo por los celestes. Los resultados precedentes son malos y el calendario posterior no parece sencillo. Por ello, resulta innegociable un triunfo que corte definitivamente la pésima racha e insufle aire a un equipo que comenzó bien pero que ha perdido el rumbo en las últimas semanas. Pronto o no, la primera gran reválida del proyecto de Luis Enrique ya está aquí.
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