Hace unas semanas recordábamos los dorsales históricos del Celta, y a partir de este fin de semana recordaremos los dorsales malditos, aquellos que vistieron jugadores sin fortuna en el Celta, y que queremos someter a votación para que elijáis al futbolista bluff por excelencia que ha portado cada uno de estos dorsales desde la Temporada 1995-96.
Llega el número mítico, el que deberían llevar los jugadores que marcan las diferencias. El número perfecto, el diez. Pero no, no siempre es perfecto. No siempre lo llevan Mostovoi o Iago Aspas. A veces se cuelan futbolistas con menor solemnidad, y hoy os traemos dos buenos ejemplos de ellos.
A lo largo de su carrera se hizo famoso por su facilidad para marcarle goles al Deportivo. Pero no fue eso lo que llamó la atención de los ojeadores del Celta, sino la calidad de su zurda y su olfato goleador, ese que le llevó a marcar en todos los equipos. ¿En todos? No, en todos menos en el Celta. En 24 partidos no marcó ni un solo gol, y no solo eso, sino que su vida fue tan desordenada que Fernando Vázquez no quiso saber nada de él cuando un día se presentó a un entrenamiento recién llegado de una fiesta nocturna.
Fichado en el mercado invernal de la Temporada 2006-07 con la intención de acabar con los problemas goleadores del Celta, el francés no acabó de ser la solución que necesitaba un equipo que navegaba a la deriva, sin solución. Bamogo anotó 2 goles en 15 partidos, pero más allá de la estadística, su rendimiento decepcionó. Inolvidable su tanto ante el Racing y su celebración sacando un chupete de la media.
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