Rafinha, el último romántico


Foto: David Penela
La llegada de Rafinha al Celta ha estado rodeada de un halo de romanticismo difícil de ver en los tiempos que corren. El hijo de Mazinho se ha mostrado en público como celtista en reiteradas ocasiones. Podría ser un simple gesto cara a la galería, una pose interesada o un guiño ventajista, pero los hechos parecen demostrar que no es así. Rafinha tenía mejores opciones deportivas este año, clubes que le podían ofrecer mejores posibilidades, objetivos más ambiciosos, pero optó por un equipo que el año pasado se salvó de la quema en el último instante, y cuyo objetivo para esta temporada es hacer lo mismo pero con menos sufrimiento. 

De Rafinha podemos decir que es uno de los últimos románticos del fútbol. El desarrollo de su fichaje, sus tweets y su compromiso con el club han encandilado al aficionado, hasta el punto de que ayer no eran pocos los que le estaba recibiendo en Peinador, a pesar de lo precipitado del aviso. Rafinha conoce bien Vigo y en Vigo le conocemos bien. Sabemos de donde viene y lo que puede dar. Es un futbolista que, a día de hoy, está fuera del alcance del Celta, y sin embargo el próximo año lo veremos jugando en Balaídos con la camiseta del Celta. 

Puede que sea efímero, pero quedará para el recuerdo. Y todo lo que pueda aportar será porque él se lo ha propuesto y se ha empeñado. Se suele decir que los futbolistas juegan donde quieren. Y suele ser cierto. Rafinha quería jugar este año en Vigo. Está claro que su objetivo para el futuro es otro, tiene contrato con el Barcelona hasta el año 2016 y querrá triunfar de azulgrana, pero sabe cual es su casa. De hecho, el tweet publicado el jueves: ("Nai e celtistas. Volvo a casa")  no fue casual. 

En aquel momento el acuerdo todavía no estaba cerrado entre Barcelona y Celta, pero fue la señal que Rafinha quiso enviar a ambas partes. Quiero jugar en el Celta. Ese mensaje pretendía ser un aviso para navegantes, con el fin de forzar un acuerdo. El Barcelona intentaba rascar un poquito más al Celta en el contrato de cesión. El debate se centraba en el porcentaje que el conjunto vigués debería abonar al club catalán por el préstamo de su futbolista. Rafinha dejó claro que sus intenciones estaban por encima de acuerdos económicos. El último romántico del fútbol. Un tipo capaz de llegar a Peinador, fotografiarse con la afición, coger un coche y saludar desde allí con cánticos relativos al Celta a los celtistas presentes.   Si encima hace un año bueno, será un amor para siempre.  

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