No he sido muy original con el título. El gran Martin Luther King hizo famosa esa frase en aquel agosto de 1963 como parte de uno de los mejores discursos políticos que se recuerdan en la historia. Al igual que él esta mañana he tenido un sueño. Un sueño de sufrimiento, agonía y alta tensión hasta el final. Un sueño con final feliz. Quizás sólo sea un deseo más, una quimera de un loco celtista, al que su razón le dicta que no pero su sangre celeste le palpita que si.
Hace justo un año, estábamos con el alma a los pies. Y me salieron unas cuentas de la lechera, que matiz arriba, matiz abajo, se cumplieron casi al dedillo. Unas cuentas que compartí con vosotros aquí mismo con aquel “No estábamos tan mal”. Ahora no me salen, no esperéis que os diga que ganaremos cinco partidos y el resto de los rivales fallaran en muchos de sus encuentros. Ni que jugaremos mejor o peor. O que Abel encontrará la tecla.
Sin embargo, mi sueño sí que tenía algo claro. Tendremos nuestra oportunidad. No moriremos hoy ni en dos o tres semanas. Llegaremos con nuestras posibilidades hasta el final. Será un camino duro. Las rosas quizás esperaran en junio. Pero en nuestras manos va a estar seguir o no un año más en Primera. Donde decíamos que merecíamos estar durante cinco años. Donde hemos demostrado como afición que no meremos estar, sino que somos de esta categoría.
Hoy cumplo años y mi sueño, mi deseo principal, son esos tres puntos que nos permitan seguir soñando. Porque el Celta cumple 90 años, una cifra redonda, el próximo agosto y tenemos que celebrarlo donde sólo diez equipos han estado más que nosotros. Porque tengo un sueño y es de Primera división.
0 comments:
Publicar un comentario