En la mañana de ayer domingo las aficiones de Celta y Zaragoza acudieron a animar a su equipo en el último entrenamiento antes de la final de esta noche (22:00), en la que ambos clubes se juegan gran parte de su futuro a corto plazo. Es evidente que en esta "batalla" de aficiones fue el Zaragoza quien marcó el primer gol con una asistencia muy superior en La Romareda con respecto a Balaídos. Los motivos que pueden explicar esta "victoria" se basan fundamentalmente en la decepción instalada en un parte de la afición celtista, y también en la promoción que se dio desde ambos clubes. Bombo y platillo en Zaragoza, nula en Vigo.
Incluso después del partido, el propio club mañico publicó en Twitter que 5.000 personas habían acudido al entrenamiento. Sorprendía la cantidad, incluso para una ciudad y una afición como la del Zaragoza, hasta que pudimos ver la foto en la que se aprecia el total de aficonados presentes en el coliseo aragonés. Quien dice cinco mil dice dos mil. Eso o La Romareda tiene un aforo de 80.000 personas. A ojo, salen unas mil quinientas. Tengamos en cuenta el aforo total del estadio (32.000 espectadores), y el hecho de que está ocupado una cuarta o quinta parte de una de las cuatro gradas del estadio.
Es evidente que no hay cinco mil personas, ni dos mil, pero el motivo de esto que escribo no tiene nada que ver con cuestiones numéricas. Eso es lo de menos. El caso es que desde Zaragoza saben lo importante que es el apoyo de la afición y la importancia de la proyección mediática que se da a los hechos. Nadie va a comprobar si son dos mil o diez mil. Los medios nacionales ni se lo van a plantear, ni lo van a investigar. Lo único que saben es que cinco mil es noticia y dos mil tal vez no. Por eso se engordan las cifras, y por eso se animó durante la semana a que la afición acudiese. Bastaba con que fuesen mil, los otros cuatro mil ya los añadía el club. A partir de ahí, el resto. Afición simpática y justa salvación. Los medios también cuentan.
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