Abel Resino se convirtió ayer en el noveno entrenador de la era Carlos Mouriño en el Celta, que se extiende a lo largo de los últimos seis años y medio. La de Paco Herrera es la quinta destitución ordenada por el presidente céltico sin haber finalizado la temporada -Fernando Vázquez, Hristo Stoichkov, Juan Ramón López Caro y Pepe Murcia-, a las que hay que unir los dos técnicos que acabaron sus campañas pero que no siguieron -Alejandro Menéndez y Eusebio Sacristán- y el adiós de motu propio de Antonio López.
Es un largo historial que, con llegada de Paco Herrera, parecía haber encontrado su punto final. El entrenador catalán ha aguantado en el banquillo las dos últimas temporadas más lo que se lleva disputado de la actual. Llegó con contrato para un sólo ejercicio, pero renovó por dos más como la apuesta firme de Mouriño por un perfil de entrenador que, sobre el papel, había demandado desde su llegada: un técnico de club que asumiese un proyecto a largo plazo basado en la cantera.
Tras llegar al club, primero echó a Vázquez por los malos resultados y porque era un entrenador heredado de la etapa de Horacio Gómez. El esperpento de Stoichkov duró poco, pero empezó una temporada 2007/2008 en la que hubo tres entrenadores más: López Caro, Antonio López y Alejandro Menéndez. Pepe Murcia inició la siguiente temporada y se marchó, sin dolor de casi nadie, en marzo de 2009, dejando paso a Eusebio Sacristán. El vallisoletano acabó esa campaña y aguantó toda la siguiente, pero también perdió el apoyo del presidente, que fichó a Paco Herrera. Ahora, Resino.
Atlántico Diario
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