¡Qué noche la de aquel año!


ÓSCAR VÁZQUEZ
15 de junio de 2003. Un estadio de Balaídos rebosante y engalanado para la ocasión recibe a los jugadores de Celta y Real Sociedad, en un partido que no olvidarán fácilmente ninguna de las dos aficiones. El partido llegaba después de un día totalmente festivo por Vigo, que acogió a los más de 9.000 seguidores Txuri-Urdin que mostraron sus buenas maneras por la ciudad durante todo el día. No era un partido cualquiera, sino El Partido. El Celta llegaba con opciones matemáticas de ser equipo de Champions al final de la jornada, mientras que al Real Sociedad podía dejar sentenciado el título de Liga si ganaba en Balaídos y el Real Madrid "pinchaba" en el Vicente Calderón. 

El partido lo emitía Canal +, pues se trataba de una cita histórica para alguno de los dos equipos. Por el Celta formaron Cavallero, Velasco, Sergio, Berizzo, Sylvinho, José Ignacio, Luccin, Giovanella, Edú, Mostovoi y Mido. En el segundo tiempo entraron Vagner, Gustavo López y Jesuli. Entrenaba al equipo Miguel Ángel Lotina.  Los contendientes en el bando donostiarra eran Westerveld, López Rekarte, Kvarme, Jáuregi, Boris, Xabi Alonso, Aranburu, Karpin, De Pedro, Nihat y Kovacevic. En el segundo acto entraron Mikel Alonso, De Paula y Khokhlov. 

La noche celeste no pudo empezar mejor, ya que a los nueve minutos se adelantaba el Celta con un gol de Edú, que acercaba al Celta al sueño de la Champions, refrendado cuatro minutos después de la reanudación por Alexander Mostovoi, con un gol que daba la tranquilidad a los célticos. Sin embargo, Nihat, un futbolista excepcional, pondría nuevamente la emoción en el partido con un tanto en el minuto 64, aunque tan solo seis minutos después, sería Mido el encargado de anotar un tanto que dejaba muy tocada a la Real, aunque todavía tendría fuerzas para recortar nuevamente distancias y dejar la emoción por todo lo alto durante los últimos 10 minutos. Sería también Nihat el autor del tanto. 

Al final del partido, celebración por  todo lo alto del Celta, que lograba un hito histórico, y decepción en las filas rivales, que veían como se escapaba el título de Liga, ya que el Madrid no solo no había pinchado en el Calderón, sino que había ganado por goleada (0-4) y llegaba a la última jornada dependiendo de sí mismo. Los aficionados donostiarras abandonaron cabizbajos Balaídos, pero regresaron a casa orgullosos de la tremenda temporada que había realizado su equipo. Por Praza América fueron pasando muchos de esos seguidores, en un goteo constante, y la afición céltica mostró su clase aplaudiendo a cada uno de estos aficionados cada vez que pasaban por allí. Aquel día, uno de los dos equipos lloraría, pero se forjó un respeto para siempre entre ambas aficiones que, a veces, vale más que un título. Eso sí, para el celtismo, aquella noche de junio fue una de las más especiales de su vida. 

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