Partido de emociones fuertes el de esta noche. El Celta
tiene ante sí la oportunidad de escribir una nueva historia en su libro de
hazañas particular en un escenario grandioso y ante un rival que pese a no
vivir su mejor momento destaca por su descomunal magnitud. No es sencilla la
empresa. Resistir el 2-1 de la ida en Balaídos parece una tarea heroica. El
propio Herrera concede un 10% de posibilidades a su equipo, consciente de que
el Real Madrid se juega media temporada en el envite. Y es que los de Mourinho,
de incendio en incendio, han llegado a enero con la Liga prácticamente perdida
y la obligación de agarrarse al clavo ardiente de la Copa para no arriesgar
toda la temporada a la tan ansiada Décima. De ese clima enrarecido, con un Bernabeu harto ya de los charcos en los
que se empeña en entrar su técnico –el último con la suplencia de Iker
Casillas-, y de una ilusión infinita debe aprovecharse un Celta sin nada que
perder, consciente de que las obligaciones se cumplen cada domingo, pero que
los sueños se juegan entresemana.
Por ello Herrera
introducirá algunas modificaciones. El once será muy similar al visto hace tres
días ante el Valladolid, aunque con algunas variaciones. Sergio estará bajo
palos sustituyendo a Javi Varas y es probable que Vadim Demidov, reciente
fichaje celeste, sea de la partida en detrimento de un Andrés Túñez con una
evidente sobrecarga de minutos. Por otra parte, todo parece indicar que Augusto
Fernández regresará al once relevando a Mario Bermejo. Además, conociendo a
Paco Herrera, no sería de extrañar la inclusión de Natxo Insa en el doble
pivote, con lo que Park Chu Young empezaría el encuentro desde el banquillo. Un
banquillo en el que podría estar Santi Mina, el goleador y estrella del Juvenil
División de Honor que ha sido convocado por el técnico celeste para los dos
próximos compromisos en Madrid y Barcelona.
Así pues, el Celta
saltaría al feudo blanco con Sergio en la puerta y una línea de cuatro en
defensa con Hugo Mallo, Cabral, Demidov y Roberto Lago. Oubiña y Natxo Insa
conformarían el doble pivote con Augusto Fernández y Michael Krohn-Dehli en los
costados. Un poco más adelantado actuaría Álex López, ejerciendo como
mediapunta, justo por detrás de Iago Aspas.
Por su parte, el
Real Madrid llega al choque en una situación muy delicada. Los merengues se
juegan mucho ante el Celta, pues una derrota significaría prácticamente decir adiós
a dos de los tres principales títulos a los que opta en el mes de enero. Por
ello, Mourinho saldrá con todo, incluso con un Casillas al que se ha atrevido a
sentar en los dos últimos compromisos ligueros. A excepción de las conocidas
bajas de Pepe, Marcelo y Coentrao, el técnico portugués dispondrá ante los
celestes –esta noche de rojo, estrenando la nueva equipación de Adidas- de su
once de gala.
Esto es, Iker
Casillas en portería con Essien, Ramos, Varane y Arbeloa en defensa. En el
centro del campo, doble pivote con Xabi Alonso y Kedhira, Cristiano Ronaldo y
Di María en las bandas y Ozil como enganche. Arriba existe la eterna duda entre
Gonzalo Higuaín o Karim Benzema, pero teniendo en cuenta que el argentino sale
de una lesión, es probable que apueste por el francés.
El valenciano Ayza
Gámez dirigirá un choque al que el Celta llega con la piel de cordero, pero con
posibilidades de liar una muy gorda. El Bernabeu apretará en pos de la
remontada, pero no admitirá un tropiezo. Deben moverse con inteligencia los
vigueses, dispuestos a incendiar Chamartín a la mínima oportunidad. Capacidad
para dar un susto al actual campeón de Liga ya demostró en Balaídos que tienen,
ahora falta rubricar la gesta. 90 minutos en el Bernabeu son “molto longos”,
pero el Celta se ha ganado la licencia para soñar.
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