RICARDO GARCÍA |
Aprovechando el parón navideño, toca hacer balance de la actuación individual de los jugadores del Celta, a los que analizaremos durante estos días contando con vuestra colaboración, ya que os pedimos que le pongáis una nota entre el 0 y el 10 para definir lo que llevamos de temporadas en el ámbito individual.
Llega el turno de Joan Tomás. El catalán, que era suplente en segunda, ha perdido su condición de revulsivo ideal, de desatascador de partidos, que tan importante fue la temporada pasada. Sus goles, siempre saliendo desde el banquillo, fueron vitales para el ascenso del Celta. Es difícil olvidar su tanto ante el Valladolid, que dejó el ascenso en bandeja o su golazo de chilena ante el Huesca que salvaba un punto vital.
Pero eso fue la pasada temporada y aquí estamos juzgando lo hecho esta, y la realidad es que Joan Tomás apenas ha tenido oportunidades, salvo en el partido de vuelta de la eliminatoria copera ante el Almería, donde disputó toda la segunda mitad y la prórroga al completo. Aquel día tuvo un buen número de minutos para intentar demostrar cosas y se quedó a medio camino. Tuvo ahí su momento, porque en Liga suele ser uno de los descartes habituales y si entra en la convocatoria es complicado que Herrera le encuentre minutos. Muchos sostienen que merecería más oportunidades, pero lo cierto es que desde su llegada a Vigo parece que al bueno de Joan Tomás no le tienen en cuenta sus aciertos y le penalizan en exceso sus errores.
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