EFE |
El Celta llega al Bernabéu convertido en una bomba que puede hacer saltar por los aires la convivencia, ya de por sí agitada, del Real Madrid. En medio de la tormenta generada por la suplencia de Iker Casillas, con el equipo a dieciséis puntos del Barcelona en la Liga, la eliminación en la Copa del Rey tendría un efecto tremendo en la vida del conjunto blanco. Ese delirio tratará de convertir el Celta en una de sus grandes bazas.
Pocas veces unos octavos de final de Copa del Rey, el marginado de los títulos que se conceden en España y al que los grandes suelen mirar con displicencia, han cobrado tanta importancia en la vida del Real Madrid. Instalado en el mes de enero a dieciséis puntos del Barcelona en la Liga (distancia insalvable salvo epidemia grave en el Camp Nou) y con el vestuario convertido en una enorme jaula de grillos por el evidente enfrentamiento entre Mourinho y parte de su plantilla, el equipo blanco no puede permitirse una eliminación en la Copa del Rey que agravaría hasta límites insoportables su crisis institucional y dejaría la temporada a expensas de la Champions, competición caprichosa como ninguna. Por eso la visita del Celta no es una más en la trayectoria del equipo blanco, consciente de que caer ante los vigueses supondrá abrir del todo la caja de los truenos, provocar un incendio que difícilmente tendría solución y tal vez garantizar la salida de Mourinho el próximo verano.
El Celta nunca encontrará un Real Madrid en situación más inestable que el actual. El club blanco vivió este fin de semana un verdadero vodevil a cuenta de la suplencia de Iker Casillas, a quien Mourinho quiso sacar de lo que llamó "su zona de confort". La suplencia del emblema blanco ha radicalizado aún más las posturas de quienes apoyan o no al técnico. Por primera vez en mucho tiempo el nombre del portugués fue silbado cuando se anunció por megafonía, un detalle que desmiende a quienes aseguran que el ochenta por ciento del madridismo está a su lado en la cruzada que mantiene con todo aquel que no le baile el agua. El domingo el sainete continuó en el campo con la expulsión de Adán -jaleada por parte de sus propios aficionados-, la entrada acelerada de Casillas y la actuación desconcertante del meta internacional a quien parece haberle desquiciado la situación en la que se ha visto involucrado. Mourinho cargó contra la prensa, acusó a los periodistas de "despreciar a Adán" y ha dejado una vez más la duda de lo que hará el miércoles en relación a la portería. Todo un delirio generado de forma artificial por un técnico ególatra y oportunista.
Una situación que el Celta tratará de volver a su favor consciente de que el 2-1 de la ida es una ventaja ridícula cuando toca enfrentarse a un plantilla del potencial del Real Madrid. Solo hay que ver lo sucedido ante la Real Sociedad. El equipo blanco era un manojo de nervios, con la portería presa de un ataque de pánico, jugaba en inferioridad, el público encrespado...pero surgió el gen competitivo de Cristiano Ronaldo para cargar con el partido y tomarse aquello como una cuestión personal. Acabó por levantar el encuentro ante una Real Sociedad que entendió la oportunidad extraordinaria que había dejado escapar. Puede que el Celta se enfrente a esa misma oportunidad.
El lateral Marcelo, que en octubre pasado sufrió una fractura en el pie derecho durante un entrenamiento con la selección de Brasil, ha regresado a los entrenamientos del Real Madrid, informó el club en su página web. La plantilla madridista comenzó a preparar a puerta cerrada el partido ante el Celta. Ronaldo, indica el club, saltó al césped con anterioridad y se entrenó en solitario junto a Rui Faria antes de viajar a Zúrich para asistir a la gala del Balón de Oro La principal novedad de la sesión fue la vuelta de Marcelo, que se ejercitó al ritmo del grupo que trabajó con mayor intensidad.Casillas, Adán -expulsado ayer en el partido contra la Real Sociedad- y Jesús llevaron a cabo trabajo específico a las órdenes del preparador de porteros Silvino Louro.
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