Golpes en el último suspiro


RICARDO GROBAS
Los aficionados que el miércoles acudieron a Balaídos abandonaron el estadio con una extraña sensación a pesar de que el Celta había sido capaz de tumbar a un gigante. El gol a última hora de Cristiano Ronaldo, sin embargo, dejó un sabor amargo a los seguidores en un partido que los de Herrera dominaban en el marcador con dos goles de ventaja. Pero, como ha ocurrido en Liga ante Málaga, Rayo y Levante, sobraron los últimos minutos.

Los últimos minutos son una pesada losa para el Celta, que permite en repetidas ocasiones que el rival se llevé un botín inmerecido. Ocurrió en la jornada inaugural de Liga, después de plantarle cara al poderoso Málaga, y otra vez el miércoles en el partido de Copa ante el Real Madrid. Esa noche, Mourinho ya estaba convencido de que el Bernabéu tendría que invocar de nuevo al espíritu de Juanito para no dejar escapar un título cuando apareció por la frontal del área céltica Cristiano Ronaldo para burlar a Sergio. El tanto del luso dejaba abierta una eliminatoria que Bermejo y Bustos habían puesto muy cuesta arriba para el conjunto blanco.

Esta vez, el rival se aprovechó del desajuste en las labores de contención que originó el cambio de Bermejo, quien en un derroche de energía no sólo atacó y marcó un gol sino que anuló a Xabi Alonso. El cortocircuito que provocó el cántabro en el centro del campo del Real Madrid dejó desabastecidos a Cristiano Ronaldo, Benzema y Di María.

El centrocampista vasco se empleó a fondo, incluso con excesiva dureza, para zafarse de un incómodo rival que siempre aparecía para impedirle manejar la pelota a su antojo. Xabi no podía sacar el periscopio y sus compañeros se quedaban sin balones para atacar al Celta.

El equipo vigués, más comprometido en el juego que los madridistas, se fue en busca de la victoria, lo que provocaba la desesperación de jugadores como Pepe, que recriminaba a Di María su falta de compromiso para evitar el ridículo en una noche de tormenta, parecida a la que en 1941 fue testigo de otra derrota del Real Madrid en una eliminatoria de la Copa en Vigo.

Cuando Bustos anotó el segundo tanto, Herrera siguió apostando por dar oxígeno a un equipo que ya estaba con las fuerzas en la reserva. En el minuto 83, el técnico dio entrada a Jonathan Vila por Bermejo. El centrocampista reconvertido en defensa central volvió a situarse en la medular. Pero entró sin la tensión necesaria para seguir anulando a Xabi Alonso.

Entonces, Kaká recogió un balón en el campo del Celta. No le importó retrasar el balón hacia el mediocentro guipuzcoano. El campeón del Mundo y de Europa con España se encontró por fin a sus anchas, sin el fornido cántabro que le había amargado la noche con su pelea constante. Levantó la cabeza y filtró un centro a las espaldas de la zaga celeste. Allí apareció Cristiano Ronaldo, rozando el fuera de juego, para controlar el balón sobre la media salida de Sergio. No falló el remate.

Era el minuto 86 de partido y el Real Madrid reducía diferencias en el marcador. Mourinho lanzó un suspiro. El Celta se dejaba parte de su renta en los últimos minutos, aprovechando que Bermejo se había ido al banquillo, agotado.

El anterior partido en Balaídos, ante el Levante en Liga, los célticos también dejaron escapar un triunfo por la mínima, en el minuto 88. Antes, en Vallecas, Piti marcó el 3-2 definitivo en el minuto 83, después de que el conjunto madrileño remontase los dos goles de Iago Aspas en la primera mitad.

Esta mala racha se inició en el primer encuentro de la competición liguera. El Celta medía sus fuerzas en la nueva categoría ante un Málaga que se preparaba para debutar en la Liga de Campeones. A pesar de las diferencias entre las plantillas, los de Herrera hicieron méritos para sumar al menos el primer punto de la temporada. Un despiste defensivo en el minuto 83 permitió el gol de Fabrice.

Jaime Conde / Faro de Vigo 

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