MARTA G. BREA |
La varita mágica del fútbol toca a unos pocos elegidos. Peloteros predestinados a brillar en el universo balompédico. Algunos aprovechan sus virtudes; otros, tiran por la borda el talento que atesoran sus pies, ahogados en su propio ego. Pero en el fútbol hay también historias de superación, de jornaleros del balón que confían en sí mismos y, sobre todo, en su trabajo.
Es el caso de Cristian Bustos, quien llegó a compaginar su carrera deportiva con el turno nocturno del Carrefour cuando militaba en el Hércules y está a punto de debutar en Primera tras haber jugado en todas las categorías del fútbol español desde Regional Preferente. Nacido en Petrer (Alicante) en 1983, Cristian dio sus primeros pasos en el mundo del fútbol en el club de su pueblo, el Petrelense. Pronto cambió al vecino Eldense -'era mejor equipo'- y allí siguió jugando hasta juveniles. Siempre de mediocentro, aunque en sus inicios caía un poco a la banda izquierda.
En su segundo año en categoría juvenil llegó su primera gran oportunidad. Lo fichó el Villarreal. 'Fue la temporada en la que subió por primera vez a Primera División y abrieron la residencia para la cantera. Empezaban a hacer las cosas bien, pero tuve problemas de pubis y volví el último año de juvenil al Eldense', relata Cristian.
Temporada 2002/03. Primera del ahora futbolista del Celta en categoría sénior. Destino: el Pinoso, de Regional Preferente. 'Era el equipo del pueblo de al lado y el campo estaba muy bien, aunque era pequeñito. Ahí la verdad es que sí destacaba mucho, aunque era muy joven dentro de un equipo de gente veterana', recuerda.
Después de un buen año, Bustos llegó al Murcia B gracias al padre de un compañero, que tenía contacto con el club 'pimentonero'. El primer equipo estaba entonces en la máxima categoría, pero las cosas no le salieron como esperaba y en 2004 volvió a cambiar de aires. Bustos regresó a Preferente para jugar en el filial del Hércules, pero no por mucho tiempo. Jugaba en el 'B', pero entrenaba con el primer equipo y en el mes de noviembre se estrenó en Segunda B. 'El equipo subió a Segunda y acabé contento, involucrado en el grupo. Ahí ya me di cuenta de que igual sí podía hacer carrera en el fútbol', explica.
Año 2006. Con 23 años, Cristian da un paso fundamental en su carrera al fichar por el Valencia de la mano de Javier Subirats, el director deportivo que también lo había llevado al Hércules: 'Cuando estaba en Preferente o Tercera era amateur. Estando en el Hércules B, incluso trabajaba por las noches en el Carrefour. Entonces, cuando das ese salto, te dan una casa y un sueldo. No es mucho y te llega básicamente para vivir, pero es una oportunidad única'. Y Bustos se agarra con fuerza a esa oportunidad: 'Llegas a Valencia y ves que en pretemporada hay 40 o 45 jugadores, te das cuenta de que todos están firmados pero luego cada uno puede salir para un lado. Pasé una pretemporada dura, callado, trabajando, y conseguí quedarme. Durante dos o tres meses me costó, te dabas cuenta de que era un filial importante, pero al final acabamos subiendo a Segunda B y desde Navidad jugándolo todo'.
Con 23 años, disputa 34 partidos en la división de bronce con compañeros como Natxo Insa, Javi Guerra, Aarón Ñíguez o Pablo Hernández. Luis Sánchez Duque es el entrenador. 'Fue quien me orientó tácticamente', indica Cristian Bustos, que por aquel entonces ya estaba convencido de sus posibilidades. 'Vestía una camiseta importante, veía lo bien que me trataban y pensaba: 'joder, ésta es mi oportunidad de ser futbolista''.
Es entonces cuando aparece otra persona clave para el alicantino, el ahora director deportivo del Celta. 'Llegué al Salamanca de la mano de Torrecilla, una figura muy importante en mi carrera como también lo fue Subirats', admite. 'El Salamanca me dio la oportunidad de estar en Segunda. Económicamente no era un gran contrato, pero era la ocasión de meterme en el mundo profesional', añade. Una vez más, no la desaprovechó. 'Recuerdo que debuté en La Rosaleda y el Málaga nos ganó 3-0, entonces me dije ‘buf, la Segunda es otra historia’. Pero me adapté rápido y después de un inicio titubeante acabé un buen año con Juan Ignacio Martínez, que ahora es el entrenador del Levante', dice el de Petrer.
La temporada 2008/09 fue todavía mejor para Bustos, asentado ya como uno de los mejores pivotes defensivos de la categoría. 'Tenía muchas ofertas encima de la mesa: el Recreativo, el Levante, el Nástic... Incluso a última hora estuve a punto de firmar con Osasuna, que estaba en Primera. Pero Torrecilla vino aquí y el Celta apostó por mí. Es un gran club y aunque estaba en Segunda, tenía claro que cualquier año podía subir a Primera', comenta.'Siempre me ha gustado mucho el fútbol y a veces categorías como la Preferente o la Tercera con un poco frustrantes. Tienes que trabajar mucho y cuidarte, pero muchas veces los amigos te hacían las típicas bromas: ‘deja de cuidarte tanto que no vas a salir en los cromos, que estás en Preferente’. Ahora recuerdo con ellos esas frases y les digo que parece que sí voy a salir en los cromos. Llego tarde, pero tengo la ilusión de un niño porque vengo desde abajo y se pasa mal'. Aquel joven trabajador del Carrefour es hoy un futbolista de Primera.
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