Cuando llegó a Vigo tenía apenas 19 añitos y ninguna experiencia en Primera División. Venía de hacer una gran temporada en aquel Eibar que pugnó con el Celta por el ascenso a Primera, y que tuvo en el futbolista canario a uno de sus mayores exponentes. Le conocía bien la dirección deportiva del Celta y logró que el Valencia le cediera. En el Turia esperaban que la cesión diese sus frutos, que ganase minutos y confianza en la máxima categoría porque sus condiciones eran increíbles.
No fue el fichaje que despertó mayor expectación, ya que para la gran mayoría de aficionados las referencias eran escasas. Pero solo hizo falta verle tocar el balón para darse cuenta de que estábamos ante una joya aún sin pulir. Sentó a Gustavo López, un emblema del celtismo, y casi nadie protestó. Durante una temporada disfrutamos de su juego, de su sutileza, de su maldad dentro del área. Jugaba como un veterano, se fajaba como un juvenil y tenía la ilusión de los niños que sueñan ser como los ídolos que ven en la tele. En Vigo jugó 34 partidos y nos regaló 4 goles, uno de ellos en un derbi en Riazor con la mano. Silva marcaba goles bonitos con cualquier parte de su cuerpo.
Y como vino se fue. No había opción de compra, el Valencia no quería jugar con su joya. Con lo aprendido en Vigo comenzó a hacerse grande en Mestalla. Sus actuaciones tenían mayor eco mediático. Luis Aragonés se fijó en él y lo hizo internacional. Sería el primero de los muchos partidos que jugaría con la selección. Y allí se hizo eterno. Ganó la Eurocopa de 2008, el Mundial de 2010 y, finalmente, un domingo de julio, la Eurocopa del año 2012 siendo además el jugador que abría el camino con el primer gol.
KERIM OKTEN / EFE |
Aquel pequeñín de mirada tímida que llegó a Vigo se ha ido convirtiendo con el paso de los años en un grande, que triunfa en la Premier League y que se ha hecho eterno gracias a sus triunfos con la selección. Y todo empezó en Balaídos, todo comenzó vestido de celeste. Ahí llegó a la élite, ahí se formó (incluso reportó al Celta unos miles de euritos por los derechos de formación cuando fue traspaso de Valencia a Manchester) y aquí le seguimos recordando y apoyando. Viendo con nostalgia al futbolista que nos pudo haber hecho muy felices durante muchos años. Él tampoco se olvida de nosotros. Cuenta el Doctor Cota que el día del ascenso, mientras él sufría a la espera del pitido final en la concentración de la selección, Silva fue su gran apoyo. Siempre le desearé lo mejor a un deportista que lo dio todo por nuestro escudo.
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