Parece que por fin esta jornada Borja Oubiña regresará a los
terreros de juego después de superar una latosa lesión muscular que lo ha
tenido apartado durante las últimas cuatro semanas. Como es lógico dado el
espectacular nivel que viene mostrando a lo largo de la temporada, la vuelta
del capitán celeste al once inicial será recibida con una sonrisa por la
práctica totalidad de los seguidores célticos. El vigués, pieza clave en la
medular del conjunto olívico, se ha convertido en el auténtico eje del equipo.
Su fútbol, cada vez más parecido a aquel que le permitió llegar a la selección
española hace poco más de un lustro, concede un salto cualitativo muy
importante a un Celta que afronta ahora el tramo decisivo de la campaña.
Como era de
esperar, la ausencia de Oubiña ha sido cubierta por su sustituto natural,
Cristian Bustos, quien parece que regresará al banquillo el próximo domingo. El
futbolista alicantino, probablemente el mejor jugador celeste la pasada
temporada, ha visto como su protagonismo se ha reducido de manera ostensible
tras la sorprendente recuperación del capitán celeste. Su rendimiento, similar
al del año anterior, ahora no basta dado
el superlativo nivel que ofrece Oubiña.
En igualdad de
condiciones, es evidente que la diferencia entre ambos futbolistas resulta
abismal en favor del vigués, lo que no quiere decir que Bustos sea un mal
futbolista. Y es que parece que se ha instalado una corriente de desconfianza
muy grande respecto al jugador de la Comunidad Valenciana. Quizás la
comparativa con Oubiña, donde Bustos sale muy mal parado, sea la principal
causante de esta ola de inseguridad en
relación al fútbol del 14 celeste. En gradas, bares, foros, tertulias radiofónicas
u artículos de periódico, se ha valorado negativamente el juego desplegado por
Cristian Bustos, especialmente en los duelos ante Valladolid y Las Palmas. La
vuelta de Oubiña se ha tildado de fundamental debido supuestamente al flojo nivel que estaba
mostrando un futbolista que, el curso pasado, fue reconocido por muchos como el
mejor del equipo.
Partiendo de la
base de que la vuelta de Oubiña es necesaria y que mejorará notablemente las
prestaciones del equipo, pienso que no se está actuando correctamente con
Cristian Bustos. No es comprensible que un jugador pase de ser ídolo una
temporada, a generar semejante desconfianza al año siguiente. Parece como si
Cristian Bustos fuese un futbolista distinto, empeorado tras el paso del
verano, y no es así. Es tan bueno (o tan malo) como la campaña anterior. Los
aplausos por su entrega y sacrificio de antaño son ahora críticas a su escasa
clarividencia con el balón en los pies, algo incomprensible pues esas mismas
virtudes y defectos los mostró 12 meses atrás.
Evidentemente,
Bustos no es Borja Oubiña, pero tampoco
es un cualquiera por el que debamos rezar para que no salte al campo. Se
trata de un futbolista notable, que no sobresaliente, al cual desearían muchos
de los equipos de la categoría. Un suplente de lujo que conoce perfectamente su
nuevo rol en el grupo y al que no se le puede echar en cara nada. El domingo
volverá a la suplencia tras haber cumplido sobradamente con su cometido en las
últimas cuatro semanas. Lo hará sin rechistar, sin ponerse un 10 y dispuesto
seguro a volver a ayudar en cuanto sea necesario. Por eso, si el Celta asciende
a final de temporada, parte de ese éxito también le corresponderá a él, un
auténtico profesional que para algunos se ha convertido injustamente en un
ídolo olvidado.
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