Foto: De Arcos |
El Celta llega en estado de gracia a uno de los momentos más complicados del campeonato. Con 18 jornadas aún por delante, los tres partidos consecutivos que el equipo de Herrera afronta en las próximas jornadas ante rivales directos (Elche y Valladolid a domicilio y, entre ambos, Almería en Balaídos) van a marcar tendencia entre los aspirantes del ascenso y permitirán calibrar la solvencia del cuadro celeste en la defensa de la segunda plaza brillantemente conquistada la pasada semana.
Las sensaciones son excelentes.
El equipo ha crecido de modo lento pero sostenido hasta alcanzar un nivel de juego y resultados sobresaliente cuyo techo parece por descubrir. Los números no engañan. El Celta se ha instalado en la zona de ascenso directo después de conectar una racha de nueve encuentros consecutivos sin perder (siete victorias y solo dos empates) con un balance excepcional: 16 goles a favor y tan solo 2 en contra. Pero además se ha quedado a solo nueve minutos del récord de imbatibilidad en Segunda División establecido por Fenoy en la campaña 75-76 (687 minutos) y ha pulverizado uno tras otro los establecidos en Primera División por Richard Dutruel, José Manuel Pinto y Pablo Cavallero.
Una prueba palpable del grado de equilibrio que ha alcanzado el equipo celeste la proporciona el hecho de que presenta el mejor coeficiente goleador del campeonato. La diferencia entre los goles encajados es de +21, mejor que la que presenta, por ejemplo, el líder, Deportivo (+17). Los celestes igualan a los deportivistas como máximos goleadores del torneo (41 tantos) pero han recibido cinco menos (20 por 25).
El Almería, mientras, iguala a los celestes en número de goles encajados pero los andaluces han anotado tres goles menos que los célticos. El secreto del grupo de Herrera está, pues en el equilibrio. Y no sólo entre la defensa y el ataque, donde los célticos han demostrado profundidad y variedad de recursos, sino también en el hecho de que Paco Herrera ha encontrado un equipo tipo definido que funciona con precisión y la constatación de que los elementos del banquillo no desmerecen en calidad a los titulares.
Julio Bernardo / Faro de Vigo
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