La visión de juego de un gran central


Foto: AD Alcoyano
El Celta completó ayer un partido muy serio en el que casi nadie desentonó. Cada uno cumplió a la perfección su misión, pero hubo un futbolista en concreto, Andrés Túñez, que además brilló en una faceta que no le correspondía. El central se inventó un magistral pase a David que lo dejó solo delante del portero y que supuso el segundo gol celeste, el de la tranquilidad. Túñez, desde su atalaya en la defensa céltica, vio el desmarque de su compañero y lanzó una asistencia desde casi 40 metros. El balón llevaba tal precisión que ningún jugador del Alcoyano fue quien de interceptarlo.

Al margen de esta importante jugada puntual, Túñez completó un gran encuentro, como viene siendo habitual últimamente. Se entiende a la perfección con Oier Sanjurjo. Con esta pareja, los problemas a balón parado han desaparecido y el Celta es un equipo muchísimo más sólido.

Atlántico Diario 

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