Previa Celta-Huesca: Ideas nuevas, maldiciones viejas



Pasado y futuro se encontrarán en el presente. Esta tarde, a partir de las 18:00 y sobre el césped de Balaídos, confluirán esperanzas posteriores y miedos anteriores, ilusiones futuras y fantasmas pretéritos. Un nuevo Celta, recién salido de una pretemporada tardía, se presentará ante una afición dispuesta a empezar de cero, a perdonar los deslices de otras tardes y a iniciar un exitoso camino de victorias en el estadio de la ribera del Lagares. Enfrente, un rival maldito, el peor de los enemigos, un Huesca que acumula tres temporadas consecutivas asaltando el coliseo vigués, raptando para tierras oscenses los tres puntos en liza. Hace ya siete meses, la visita de los azulgranas a la ciudad olívica significó el principio del fin, el inicio de la destrucción de un Celta invencible hasta el momento y que apuntaba hacia el ascenso. Ojalá que hoy, Balaídos presencie el nacimiento de un nuevo Celta, más sólido y poderoso que el anterior y capaz de conducir a los contrariados celtistas hacia el sueño que llevan tanto tiempo buscando.

Para ello Herrera tiene pensado lavarle la cara al equipo. De su rueda de prensa previa al choque se puede extraer que, tal y como muchos demandábamos y deseábamos, por fin ha caído de la burra. Parece que los vigueses abandonarán definitivamente el esquema del 4-3-3, obsoleto tras la marcha de jugadores como Trashorras o López Garai. Ahora, como se ha demostrado, el grupo se adapta más a una versión menos defensiva y más valiente en ataque: el 4-2-3-1.

Aún así, adivinar la alineación se antoja complicado, sobre todo porque el preparador catalán tiene pensado realizar rotaciones varias con el fin de dosificar al equipo ante la carga de partidos a la que se someterá a lo largo de esta semana. No obstante, y dada la trascendencia del choque, el cual determinará la importancia del siguiente, es lógico pensar que la mayor cantidad de cambios con respecto al equipo que salió en Xerez corresponderá al duelo del martes ante el Girona. Esta tarde, presumiblemente, serán de la partida: Yoel en portería; Oier y Lago en los laterales con Vila y Túñez en el centro; Bustos y Álex López en el doble pivote; línea de tres en tres cuartos de campo con Joan Tomás, Bermejo y De Lucas; y, en punta de ataque, Iago Aspas. Tampoco extrañaría ver a Catalá en el centro de la zaga o a Borja Oubiña como pareja de un Álex López que, al menos hoy, sí parece fijo. Arriba, también podría entrar David Rodríguez, ya sea por Iago Aspas o por un De Lucas que necesita descanso.

Sobre el tapete, espera un Huesca metido en problemas, con sólo seis puntos e inmerso en los puestos de descenso. La decepción reina en tierras aragonesas, pues se esperaba algo más de un equipo que, en menos de diez jornadas, ya ha tenido dos entrenadores. Sólo una victoria, en Tarragona ante el Nástic, avala su mala situación. Sin embargo, parece que Balaídos es un feudo propicio para ellos, pues han arrancado nueve puntos en sus últimas tres visitas. Esta tarde buscarán dar la sorpresa y lograr un triunfo que los devuelva a la realidad, sacándolos de la zona peligrosa de la tabla. Para ello, el Huesca saldrá con Bernardo en portería; Sastre, Josetxo, Rivas y Clavero en defensa; doble pivote con el capitán y goleador Camacho y el “hermanísimo” Helguera; en las bandas, Jokin por la derecha y el siempre peligroso Gilvan por la izquierda; y, en la delantera, Roberto y Tariq. No se descarta que el técnico aragonés apueste por una defensa de cinco, sacrificando entonces a uno de los dos puntas, así como tampoco la entrada en el once de Lluis Sastre.

Partido complicado y de enorme responsabilidad para un Celta que no puede fallar. Esperemos que la nueva versión de los celestes consiga terminar con maldiciones antiguas como la de las visitas del Huesca o, simplemente, con una sangría de puntos en Balaídos que, de no parar, puede provocar una hemorragia irreparable en el equipo vigués. Como si llegase de pretemporada, el Celta presenta una nueva idea, una innovadora propuesta de juego. De que triunfe esta tarde y en el futuro dependen muchas de las esperanzas del celtista. Simple y llanamente: hay que ganar hoy al Huesca y el martes al Girona, básicamente porque, de no hacerlo, la distancia con los de arriba sería ya muy considerable. ¡Vamos!

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