La verdad está ahí fuera


Ahora lo entiendo todo. Entiendo que se haya dado un sablazo a sectores jóvenes de la afición en la campaña de abonados, que los descuentos se oculten para intentar que la afición no los reclame, que la ropa de la pasada temporada no se liquide hasta finales de julio, que se reduzcan puestos de empleados, que incluso se busque el ahorro hasta en el gasto de farmacia, o que el filial no tenga ni utillero ni preparador físico.

Estamos sin un euro, señores. A Chaves no le cuadran las cuentas, y al más puro estilo del Tío Gilito haya comenzado una campaña (está sí que es una campaña de verdad y no la de abonados) de reducción de gastos bestial. Pero todo lo indicado en el párrafo anterior es una minucia, una pequeña piedra en el camino comparado con lo que se está haciendo con la primera plantilla.

Conocemos de sobra que la situación económica no es la mejor, el plan de viabilidad impuesto tras la salida de la Concursal obliga. Pero una cosa es eso, y otra la liquidación que se está haciendo, ocultando, negando, manipulando información. Utilizando a marionetas como el entrenador para que salga en rueda de prensa como un vulgar bombero (todos mis respetos a la profesión) para apagar los fuegos en el vestuario y entre la afición.

No saben como darle puerta a Papadopoulos, al que no encuentran alguien que se acerque a lo que cobra en Vigo, a Ortega, igual que al griego. Los están presionando de todas las formas posibles e imposibles desde junio. Como tampoco logran cerrar ninguna venta, ya que tampoco hay dinero en ningún otro club de Primera y Segunda, han ido al siguiente escalón: Garai y Trashorras. Ambos si tienen ofertas, pero no se quieren ir del Celta por diversas razones.

Pero el problema son las formas. El ocultar, negar y manipular que antes comentaba. Y aquí solo hay dos responsables: Antonio Chaves, director general, que después de varios años en el club sigue sin darse cuenta que dirige un equipo de fútbol, no una fábrica de repuestos navales, y del señor Mouriño, aunque en este caso ya no sé si por obra o por omisión, o por ambas. 

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