Recuerdo a aquel fino extremo que corría por la banda de Barreiro con agilidad felina. Recuerdo un Slalom increíble sorteando rivales y terminando con un golazo ante el Villa de Santa Brígida. Recuerdo el debut de Abalo en Primera ante el Mallorca, fue el 3 de diciembre de 2006 , un partido culminado con una gran remontada. Abalo lucía el número 34 y en su espalda recaía gran parte del futuro del Celta. Todos, en mayor o menor medida, esperábamos mucho de ese chico que lucía el 8 en el Celta B y cuyo entendimiento con Iago Aspas hacía las delicias de los que solían ver con regularidad al filial.
Se me viene a la mente lo mucho que sufría viendo a Núñez por la banda y Abalo en el filial, y lo mucho que Stoichkov lo hizo sufrir cuando lo mandó de vuelta al filial después de darle la alternativa en el primer equipo.Pero por desgracia, casi todos los buenos recuerdos de Abalo los asocio con Barreiro. En Balaídos, su figura ha ido languideciendo hasta el punto de que ya ni tan siquiera figura en las quinielas de posibles ventas del club. ¿Nadie se fija en Abalo? ¿Ha perdido su caché? ¿Qué queda de aquel chico descarado que jugaba en el filial?
Reconozco que este año he sido muy duro con él, pero lo he sido precisamente porque esperaba muchísimo de él y su rendimiento me ha decepcionado y, en ocasiones, desesperado. Pero, tal vez porque el tiempo lo cura todo y ya hace un tiempo que no veo jugar a Abalo, se me han ido olvidando sus fallos, su afición por el teatro, su desesperante obsesión con Iago Aspas y su mala toma de decisiones.
Prefiero olvidarlo y pensar que Abalo mantiene sus condiciones, que tiene talento y que tiene que ser ese extremo desequilibrante que creíamos que llegaría a ser. El año pasado tenía que ser el de su explosión, pero no fue así. Está entrando en una edad delicada y es el momento de dar un paso adelante, de demostrar que Abalo ya está aquí, de que nos olvidemos de lo que hizo en Barreiro y que recordemos sus galopadas por la banda de Balaídos. Es el momento de que Abalo deje de ser la eterna promesa.
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