Hace hoy exactamente cuatro años, el Celta descendía a Segunda División. Hace cuatro años del último partido en Primera, ante el Getafe, con Balaídos a rebosar y las entradas a dos euros.
Fue el último intento por hacer real lo que parecía un milagro tres semanas antes. La derrota en Donosti dejó al Celta muy tocado, casi muerto. Quedaban opciones, pero estas pasaban siempre por la intervención divina. En la antepenúltima jornada llegó una agónica victoria ante el Betis, con un penalti en tiempo de prolongación. En la siguiente jornada, nuevo milagro en forma de victoria en el Vicente Calderón, unido a las derrotas de Athletic y Betis, estos últimos siendo humillados por el Osasuna (0-5).
Y nos lo creímos. Sabíamos que era posible ganarle al Getafe, pero, nuestra ingenuidad nos hacía albergar serias opciones de que Levante y Racing, rivales de Athletic y Betis, disputasen sus partidos, que les plantasen caras. Solo necesitábamos un empate, que unido a nuestra victoria nos daría la salvación.
Durante muchos minutos, el resultado de Santander nos iba bien. El Racing aguantaba, a pesar de que se paró el partido para despedir a Pablo Alfaro y que su plantilla estaba plagada de juveniles. El Levante había entregado la cuchara hacía tiempo. Más tarde se sabría que cobraron por dejarse ganar en aquel partido. No pasó nada.
El 2-1 de Lequi culminaba la remontada celeste y alimentaba la ilusión. En aquel momento, el Celta estaba salvado, pero las noticias llegaron a Santander y el Betis no tardó ni cinco minutos en marcar dos goles. De repente les resultó muy sencillo marcar.
El Celta se iba a segunda. Fue un golpe del que aún no nos recuperamos. El "añito en el infierno" se convirtió en lustro, y seguimos aquí. Tras cuatro años en Segunda no hemos podido volver, pero lo haremos. Volveremos. Han pasado cuatro años y hoy queda un día menos que ayer para regresar a nuestro sitio.
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