Sospechoso habitual


A Roberto Trashorras no le resulta novedosa su situación. Está acostumbrado a ser uno de los sospechosos habituales. Durante su estancia en Vigo siempre lo ha sido en determinados momentos y con todos los entrenadores, así que con Herrera no podía ser menos.

El primer técnico que tuvo en el Celta fue Pepe Murcia. El técnico andaluz recomendó su fichaje y creyó firmemente en su importancia en el equipo, pero algo no le debió gustar del lucense ya que se convirtió en el jugador elegido para ser sustituído en los primeros partidos. El jugador mostraba su enfado cada vez que veía su número en la tablilla. Su relación con Pepe Murcia terminó bastante mal, aunque a Murcia no le quedó más remedio que darle minutos.

La relación con Eusebio fue mucho mejor, pero el técnico castellano también prescindió de él en varios momentos. El momento crucial fue aquel partido en Girona, cuando apostó por Iago Aspas mientras su cabeza pendía de un hilo. El Celta ganó, y Eusebio apostó por el de Moaña durante varias semanas, hasta el punto de que Trashorras jugó en Copa porque era suplente habitual en Liga.

La extraordinaria actuación del diez de Rábade en las eliminatorias coperas le devolvieron a la titularidad, que ya no perdería hasta el final de la temporada, convirtiéndose en uno de los jugadores más importantes de aquel equipo.

Con Herrera había tenido muchísima continuidad, pero su titularidad ya había peligrado en varias ocasiones. En Huesca salió desde el banquillo, y un buen partido de Joan Tomás ante el Alcorcón, aprovechando su ausencia por sanción, le devolvió al banquillo. Sería por poco tiempo, ya que Herrera tuvo que recurrir a él ante el Villarreal B para resolver el partido.

Hasta ahora, Trashorras era el primer jugador a la hora de ser cambiado, pero su puesto parecía claro, algo que ha cambiado mucho en los últimos meses. Trashorras ha apuntado que al de Rábade le venía bien no jugar y lo ha señalado con alguna sustitución.

Seguramente volverá a jugar, sencillamente porque es el mejor futbolista del equipo, el único con capacidad para desequilibrar un partido. Lo hará, pero no dejará de ser uno de los sospechosos habituales. Un sino que le perseguirá en su estancia en Vigo y que se recordará durante años. Su talento no se puede desperdiciar en el banquillo.

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