Al Michu de principios de temporada le cayeron palos por todos los lados. Su actitud, su rendimiento y su compromiso se ponían en entredicho en cada partido por una afición que le exigía al asturiano lo que creían que llevaba dentro. Su caché en el mercado conlleva una dura exigencia que el asturiano no podía cumplir.
Tampoco Herrera le daba muchas oportunidades. El asturiano era recambio habitual en los últimos minutos y sus presencias se limitaban exclusivamente a cubrir las vacantes que dejaban sus compañeros por lesión o por sanción. Todos teníamos claro que, a pesar de su talento, no tenía sitio en este equipo.
Pero sus defensores esgrimían un argumento nada vacío; Los promedios goleadores de Michu. Lo atacábamos por su pasividad, por su nulo compromiso, por lo poco que aportaba al equipo, y ellos se defendían recordando los goles que había anotado el asturiano y lo importantes que estos eran. Elche, Tenerife (su último gol), partidos en los que su aportación goleadora era un argumento impepinable.
Pero de repente comenzó su transformación. A partir del mes de marzo vimos a un Michu más comprometido, al menos en apariencia. Un Michu que explotaba sus virtudes en beneficio del equipo y que se convertía en titular por méritos incontestables. Los que antes habíamos sido sus detractores nos rendíamos a la evidencia de su notable mejoría y nos frotábamos las manos por el beneficio que ello podría suponer al equipo.
Pero es aquí donde viene lo extraño. Su gran virtud, aquella que había acallado las críticias de comienzos de temporada, ha desaparecido. El gol, la salsa del fútbol, que tan buena relación tuvo con Michu, está ahora enfadado con el asturiano. Desde que su rendimiento ha mejorado, Michu se ha olvidado de marcar goles. Y eso que ha tenido ocasiones para hacerlo. En cada partido suele estar cerca del gol. Los últimos ejemplos son Salamanca y Rayo Vallecano. Pero no marca.
Una irónica curiosidad. Ahora estamos contentos con él. Su rendimiento es el idóneo. Pero ya no marca esos goles que antes lo salvaban de la quema y que tan importantes eran para el equipo cuando llegaban. Una extraña transformación la de Michu.
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