El día que Fernando Vázquez salvó su cabeza


Corría el año 2004. El Celta, recién descendido a Segunda División, cabalgaba por la mitad de la tabla, más cerca de abajo que de arriba, y su entrenador, Fernando Vázquez, estaba algo más que cuestionado.

Con la espada de damocles encima de su cabeza, el equipo visitaba El Helmántico para medirse a la Unión Deportiva Salamanca con la ilusión de salvar el pabellón y levantar a un equipo en proceso de desintegración.

El final de la historia la conocemos. Ángel, lateral derecho celtiña por entonces, marcó un golazo, salvó la cabeza de su entrenador y marcó el inicio de una racha que llevaría al Celta a colocarse en puestos de ascenso durante muchas jornadas. Fue la temporada del último ascenso.

Si aquel partido hubiese terminado en derrota, es muy posible que Vázquez hubiese sido destituído, y la historia reciente del Celta habría cambiado muchísimo.

Este equipo necesita una reactivación similar en el mismo escenario. No será fácil porque el rival se juega la vida, o quizás algo más importante que eso. Sus tres últimos partidos se cuentan por victoria, y lo que hace poco más de quince días era una quimera hoy es una realidad. La salvación es posible, pero pasa por derrotar a un Celta que no debe dejar escapar nuevamente la oportunidad de encarrilar el play-off.

El espíritu de aquel equipo que llegó grogui, casi contra las cuerdas a Salamanca hace más de 6 años, es el espíritu al que se tiene que aferrar este equipo para, como hicimos entonces, comenzar una racha que nos lleve al sitio que nos corresponde.

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