José Luis 'Chuti' Molina sembró la cantera del Celta de Vigo con futbolistas que han acabado echando raíces en la plantilla profesional viguesa. «Desde Yoel, el portero, a Túñez pasando por Roberto Lago, Hugo Mallo, Jonathan Vila o Dani Ábalo», recita el actual secretario técnico del Real Valladolid a modo de introducción y sin ánimo exhaustivo.
«Túñez, por ejemplo, era un jugador que estaba fuera del club. Yo vi que se trataba de un central zurdo de 1,90 metros. No se puede dar la baja a un jugador con esas características», añade Molina antes de nombrar otra de las incorporaciones que efectuó entre los años 2007 y 2009, cuando dirigía las categorías inferiores del club gallego.
«Le hice un contrato a Iago Aspas, un jugador totalmente anárquico, porque creía mucho en él. Es un futbolista interesante, un jugador con una capacidad técnica por encima de la media. Pero tiene ese carácter que vimos el domingo. La película que montó fue la leche», comenta en relación con la expulsión que sufrió ante el Betis y los tres partidos de sanción que recibió ayer por menosprecio y desconsideración.
«También recluté a Michu [Miguel Pérez Cuesta], al que fiché con la carta de libertad del Oviedo. Se trata de un jugador estupendo», prosigue Chuti Molina. Michu, al igual que otros futbolistas del Celta, sigue manteniendo contacto con el secretario técnico del Real Valladolid. También su padre, muy amigo del 'número dos' de la dirección deportiva blanquivioleta.
Molina guarda muy buenos recuerdos de las dos temporadas que trabajó en la cantera 'celtiña' bajo las órdenes de Ramón Martínez: «Creo que se hizo un trabajo muy bueno tanto en el Celta B como en el Juvenil. Fuimos subcampeones de España y nos quedamos muy cerquita de jugar el 'playoff' en Segunda B, con jugadores como Joselu, que fue traspasado al Madrid, o Rodrigo Moreno, ahora en el Bolton».
Molina rememora cómo el Celta tuvo que «empezar de cero» cuando Ramón Martínez le reclamó para estructurar la cantera: «Fue difícil porque había un ambiente enrarecido, pero conseguimos sentar las bases y ahora se ven los frutos». El secretario técnico del Real Valladolid no se olvida de una persona clave para que los canteranos germinasen: Eusebio Sacristán. «Él fue el que los puso».
Por ejemplo a Jordi Figueras, actual central blanquivioleta cedido por el Rubín Kazán. «Lo fiché yo del Real Madrid C con la carta de libertad. Al año y medio fue vendido por un millón y pico. Creo que es un trabajo excelente», apunta Chuti Molina.
Las etapa celeste finalizó cuando se cansó «de estar solo en Vigo». «Me pillaba en la otra punta de España», explica el albaceteño. «Entonces se habló de que había forzado la salida para irme al Villarreal, pero luego se demostró que el Molina que fichó el Villarreal fue el [ex]portero».
Los sentimientos actuales de Chuti Molina por el club en el que trabajó antes de recalar en el Real Valladolid resultan ambivalentes. «No tengo ninguna queja del Celta. Al contrario: les deseo lo mejor. Pero espero y deseo que no suban a Primera esta temporada si eso afecta al Real Valladolid y, desde luego, que pierdan este sábado contra nosotros. Allí llegué a entender el sentimiento del celtismo. Hay que vivir en Vigo para entender la grandeza de ese club. Y eso que fueron momentos difíciles, una catarsis, porque empezamos de cero y fuimos víctimas del ambiente enrarecido que había en la ciudad en contra de Carlos Mouriño [el presidente]. Ramón Martínez y yo pagamos las consecuencias».
Aquellas vivencias arduas no son óbice para que José Luis Molina manifieste su gratitud y «el aprecio a todas sus gentes, el club y su presidente». «Estaré eternamente agradecido a Carlos Mouriño porque entendió mi situación. También, por supuesto, a Ramón Martínez».
P.D: Es curioso las flores que se echa este hombre, que parece haber descubierto a Abalo y Aspas, que llegaron al Celta 6 años antes que él, pero no suele hablar de como terminó en Vigo
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